Por Karla Monge @Karlamonge
Todos buscamos nuestro lugar en el mundo y sería maravilloso conjugar esa búsqueda no sólo con nuestra personalidad, si no que también el entorno, tu ciudad y las posibilidades que se dan en ella. “El diablo es Magnífico”, es un alucinante ejercicio cinematográfico de Nicolás Videla, realizador chileno y performer con experiencia en distintos proyectos como guionista, editor y cámara, y sobre todo reconocido por su co- dirección junto a Camila José Donoso de “Naomi Campbel”, elogiado docu- ficción de 2013.
Manu (33), interpretada excepcionalmente por Manuela Guevara, es una intelectual, sofisticada, divertida, sarcástica y coqueta transgénero chilena que vive hace diez años en Paris y que está pensando seria, y no tan seriamente, en regresar a Chile producto de la inestabilidad permanente en distintos aspectos de su vida. Sin embargo la posibilidad del amor o más bien la estabilidad, la hacen reevaluar su viaje y masticar lo que está esperando de un futuro en su vida.
Gracias a esto conocemos más en profundidad a Manu, porque en su interpretación y camino íntimo por la ciudad, conocemos sus pensamientos, sus propias y verdaderas respuestas que se dan en soledad y que siguen una línea frente al mundo, su expresión en libertad que nos hace sentir como espectadores desde la realización y la interpretación esa libertad, que por supuesto todos podemos percibir al ver una película, pero que pocas veces consigue unirse en una trilogía que busque y haga sentir lo mismo, que nos lleven a todos por el mismo camino gracias a esa frescura y sinceridad.
Este drama con tintes de humor que nos arrastra por episodios, diálogos y pensamientos, es una propuesta cinematográfica casi experimental al mezclar todo esto en la intimidad de una vida, pero esa intimidad que va más allá porque revela hasta los más profundos pensamientos, y es además lo que nos atrapa para acompañar a Manu en sus vivencias como transgénero. No sólo porque toca las políticas de identidad de género, tan vigentes en Chile y el mundo, si no que reafirma esa falsa libertad que vive una persona diferente, incluso en la ciudad de la Luz.
Toda su vida parece tan parisina, ella misma es una representación estética de las mujeres de la Ciudad de la Luz, de esas que existen en todas las épocas y que uno jamás podría pensar que son de otro país. Pero este caminar junto a Manu a veces parece un round trip por una parte exterior, del que conoce y no sólo nos lleva a los lugares turísticos, si no que responde a su deambular, su cotidianeidad y su búsqueda ahí afuera; y por otra parte de manera íntima, según lo que vive, lo que se le presenta a sí mismo, sus sentimientos más profundos, y su búsqueda ahí dentro. Un viaje por una ciudad que por muy grandiosa que sea, nos queda ajena, porque Manu duda si quiere vivir ahí o no, porque la vida no le permite saber si es su lugar en el mundo.
Es tan documental a veces, que cuando llega un momento de “mucha ficción” nos descoloca y pensamos ¿por qué le pasa esto? No queremos el daño ni el sufrimiento a una persona que no miente, que es verdadera, que es real y sincera. Eso es lo que nos arrastra por esta película, porque esa profundidad, por supuesto que interpretada, de todos modos nos hace ver que no es un engaño; que todos somos personas que pensamos y sentimos (aunque suene burdo y redundante, pero parece que a veces en el cine al ser la realidad de lo que “sucede” o una historia de ficción, olvidamos esos pensamientos); que el vivir fuera, mil y una vez nos hace pensar en volver al lugar que hemos dejado atrás, pero ¿a qué?
Un híbrido entre documental y ficción como propuesta audiovisual, con muchos exteriores para aprovechar no sólo la ciudad, si no que mostrar la personalidad de Manu. Extrovertida, a veces divertida basada en el sarcasmo que sólo da el poder de conocer la propia vida y abrirse a la posibilidad de reírse de sí mismo, y por momentos incluso onírica, como también su paso a la intimidad, a ella misma en sus espacios que nos hacen conocer esa sinceridad, sus miedos, sus gustos, alegrías, esperanzas o su soledad frente a un espejo, ya sea en español, inglés o francés. Por eso está esa cámara íntima, que sigue y acompaña, que también observa, no interfiere y la “deja ser”, y que logra que queramos acompañar a este personaje en su historia y nos hace pensar en todo lo bueno que surge de los pensamientos.
El Diablo es Magnífico es un proyecto independiente y auto gestionado, que resultó luego de un mes de rodaje “guerrilla” en París por parte de Nicolás Videla. Una película que llega a carteleras luego de ganar el Premio del Público en la Competencia Internacional de AMOR Festival, (certamen internacional de cine LGBT+); el Premio Especial del Jurado en su estreno mundial el año pasado en la Competencia Largometraje Chileno del Festival Internacional de Cine de Valdivia, FICVALDIVIA; y el premio a la Mejor Película, en la Competencia Largometraje Nacional del Festival Internacional de Cine de Iquique, FICIQQ.
Es una película imperdible, producida por Maltrato Films y distribuida en Chile por Storyboard Media, tendrá funciones en salas alternativas de distintas ciudades de Chile como Santiago, Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Constitución, Chillán, Concepción, Villarrica, Valdivia, Puerto Varas, Puerto Montt y Coyhaique.
País: Chile.
Año: 2016.
Director: Nicolás Videla.
Elenco: Manuela Guevara, Viktor Philip y Daniel Larrieu.
Duración: 68 minutos.
Género: Drama (Ficción- Documental).