Por Ma Ignacia Barja @mibarja
Algo muy típico en los chilenos, es la particular y única forma que tenemos de hablar… Nuestros modismos son casi tan atractivos como la blanca cordillera que deslumbra a los turista que nos visitan, incluso a nosotros mismo, ¿Quién no le ha sacado fotos?, ¿o no?, pero para un extranjero entender el “español” chileno es todo un desafío… Una frase que no se queda atrás en el español made in Chile es: “Cabros de mierda”, ¿A quién no le dijeron así cuando niño?, incluso de adulto, cuando te retaba la abuela, o cuando te llamaba la nana enojada, o cuando a más de alguien sus padres le dijo: “Cabros de mierdaaaaa”, una expresión tan chileno hacia otro enfadado.
Esta vez, “Cabros de mierda” suena fuerte, pero en la pantalla grande y nada más ni nada menos que de la mano del reconocido director, Gonzalo Justiniano. Luego de un tiempo fuera de la pantalla el director nacional de películas como “Sussie”, “Caluga o Menta”, “B-Happy” y su última película “¿Alguien ha visto a Lupita?”, después de 6 años está de vuelta con una tremenda producción cargada de emoción, memoria y nostalgia pura.
Luego de revisar su propio material filmado en 1983 en el Museo de la Memoria para la Televisión francesa, Gonzalo Justiniano decide revivir esa época de la mano de la ficción, si bien esta película es la realidad misma, es llevada a la recreación, es una mezcla de imágenes inéditas y reales junto a la construcción de historias y personajes que hace su director, es así es como nos presenta a la “Francesita” interpretada por una carismática, fuerte y empoderada Nathalia Aragonese.
La película retrata una población La Victoria en 1983, en plena dictadura. En una sobrepoblada casa vive Gladys (Nathalia Aragonese) junto a un grupo de mujeres, su hija, Gladys y su madre Gladys, otros niños y una perra llamada “Lucía, la muy perra” como dicen en un momento de la película. En medio de la lucha, y caos poblacional llega un grupo de misioneros norteamericanos, entre ellos Samuel Thompson (Daniel Contesse), quien viene a predicar la palabra de dios, pero no dimensiona el conflicto político con que se va encontrar, e incluso vivir. Poco a poco se va involucrando con la causa, pero sobre todo con Gladys más conocida en el barrio como “La francesita”, una mujer que cuida de los suyos, pero revolucionaria a la vez. Con su cámara, Samuel registrará cómo la población lucha por sobrevivir en una situación de normal anormalidad, entre ollas comunes, niños sin padres y las primeras grandes protestas.
Cabe destacar que gran parte de los actores de la película son personas de la población la Victoria, lo que le da más fuerza a la realidad de esta historia, además el personaje de Vladi interpretado por Elías Collado, es un gran descubrimiento, le da la picardía, el romanticismo e ironía a un relato muy doloroso, él se roba toda la película, y es la mejor aspirina que Justiniano podría haber incluido en una película muy chilena.
Justiniano hace una película muy dolorosa, pero no melodramática, si bien es evidente su desenlace por los hechos históricos que todos sabemos, su director supo mantenernos en un tobogán de emociones y tensión, este montaje entre lo real con imágenes inéditas y la ficción construida y la historia entre Samuel y Gladys, le dan ese toque nostálgico al relato, de recordar, preservar la memoria… eso que sólo queda de ayer y hoy: La Memoria. Hay escenas que apelan a la ironía de la época, como la apertura del bar Hollywood durante la película, que es una construcción burlesca, oscura y pintoresca de la situación que vive el país.
Justiniano conduce el dolor en una construcción de emociones, la emoción a Dios, al cuerpo, al sexo, a la muerte, al perdón y olvido, pero sobre todo al fantasma de la memoria, al recordar, pero recordar a esos “Cabros de mierda” de la población La Victoria.
Esta película fue estrenada el 24 de agosto y esta salas, no pierda esta oportunidad de recordar y revivir la memoria, aquella de Chile y de la realidad que vivieron muchas mujeres en los años oscuros del país… Cine muy chileno, pero que vale la pena no dejar de verlo una y otra vez.
País: Chile
Año: 2017
Director: Gonzalo Justiniano
Elenco: Nathalia Aragonese, Elías Collado, Daniel Contesse, Luis Dubó, Claudio González, Corina Posada, Rolando Valenzuela
Duración: 118 minutos
Género: Drama