“Cannes fue muy fortuito, un poco como todo lo que ha pasado con la película”
Por Karla Monge @karlamonge
Después de la tormenta viene la calma. Ya fue a Cannes, ya se ha paseado por cuanto festival ha querido, ya ha logrado lo que muchos soñamos y otros tantos podrían envidiar. Cinemaboutique tuvo la suerte de conversar larga y tranquilamente con Natalia Santa, guionista y directora de “La Defensa del Dragón”, exitosa ópera prima de esta colombiana que promete en el cine en el ámbito nacional e internacional.
– Cannes…
Cannes si (risas). Pues Cannes fue muy fortuito, un poco como todo lo que ha pasado con la película, como lo que buscamos no sale y lo que no buscamos sale (risas).
– ¿Cómo fue estar en el mundo de Cannes?
Es raro porque hay muchos puntos y uno no llega a todos. Fue magnífico, lo disfrutamos mucho, hicimos la ronda de alfombra roja, hay que jugar el juego y pasárnosla bien. La quincena de realizadores es bastante más aterrizada que la selección oficial, entonces ahí no hay alfombras rojas y todo ese show mediático. Lo que más rescato es haber conocido a la gente que trabaja en la quincena, ver como funciona todo eso, la cantidad de películas porque creo que son algo de 300.
– ¿Pudiste conocer a tus actores y directores favoritos?
(Risas) Hay algunas entrevistas en que salen cosas que uno nunca dijo, como que quería conocer a mis actores favoritos. Ni siquiera puedo pensar en un solo nombre, de repente un director pero pienso y no, vi pasar a Almodóvar pero ya. (Risas). Y esto pasa porque hay un mito muy grande alrededor de Cannes, se ha vuelto muy Hollywood y tiene todo este show de gente que grita cuando salen los actores de la limosina y suben por la alfombra, que me parece absolutamente desmedido y extraño.
– ¿Un sueño?
Claro, es que Cannes es un nivel muy alto y uno llega con expectativas, con mi película premiada en Colombia, que tengo el FDC y no se qué, y luego te das cuenta que hay 250 películas en lo mismo, más, 3 mil películas en lo mismo. Entonces yo le dije no, que tontería, no vamos, no tenemos que aplicar a Cannes, no quiero estar ahí rogando entre tres mil personas por un puestico que nunca vamos a tener y nuestro gran logro iba a ser terminar la película, hacerla, entonces si lo lográbamos y la estrenábamos en alguna sala independiente en Colombia, ya era enorme.
– ¿Ninguna expectativa?
Teníamos expectativas con San Sebastián porque buena parte del equipo era español, tres actores, aunque dos colombo- españoles, entonces pensamos que podíamos tener un chance en San Sebastián, era como nuestra gran meta si sucedía, como soñando.
– ¿Por qué dices que es todo fortuito?
Porque estábamos haciendo el montaje de la película, teníamos el primer corte, y Proimagenes, que siempre está encima de los proyectos que ha premiado, tiene una visión muy amplia de los procesos, nos llama y nos dice que organizaron un encuentro con directores de algunos festivales internacionales en Cartagena, en el marco del FICCI, para que vean algunas películas colombianas finalizadas o en proceso de finalización, que no se hayan estrenado, y nos invitaron a mandar la nuestra. Pero estábamos en el primer corte y yo me sentía súper insegura, sentía que todavía no estaba lista, me daba mucho pudor mostrarlo, así que hablamos mucho con la productora, ella también sentía que le faltaba, pero pues era una oportunidad y terminamos llevando la película a Cartagena. Ahí estaba Edouard Waintrop, que es el director artístico de la quincena de los realizadores en Cannes, y vio la película y le encantó, entonces llamó a Ivette (la productora) que ya se había ido de Cartagena pensando que no habíamos logrado nada y él le dice que vio la primera parte, que lo sacaron del sitio porque iban a cerrar, y que al día siguiente la iba a terminar al día siguiente. Al otro día llamó a las 8 am y preguntó qué queríamos hacer con la película, si la teníamos en algún festival, si teníamos algo, cerrado y nosotros no teníamos nada, ni siquiera teníamos la película, entonces dijo que le interesaba y nosotros dijimos que la estrenen allá, pero él tenía que consultarlo con el equipo de selección y ese proceso iba a tardar unas semanas. Esperamos dos semanas y nos dijo que la habían aceptado y que teníamos que correr para terminarla porque el festival era en dos meses, y bueno así fue como sucedió todo y llegó a Cannes.
– ¿Emocionante igual?
Mucho, mucho.
– Me imagino que hiciste tu primera película con un montón de miedo, acostumbrarse y preparar el corazón y el estómago para las críticas que muchas veces son destructivas para con la persona no debe ser fácil.
Digamos que mi personalidad es bastante pesimista, siempre tiendo a ver todo medio vacío más que medio lleno del vaso. Siempre pensé que todo el mundo iba a pensar que era horrible, entonces como que yo no podía creer que le gustara; yo decía ¿En serio?, ¿En verdad le gustó? No porque a mi no me guste, si no porque se hizo de una manera tan poco pretenciosa, tan que el logro fuera hacerla, tan primera vez y tan aprendiendo, que llegar de entrada a estrenar en Cannes, en la quincena de los realizadores, era muy raro, muy inesperado, todo como un balde de agua fría. Por eso yo estaba más preparada para el fracaso que para un triunfo.
Lo que sí no estaba preparada era para tantos comentarios, críticas sobre la película. Claro hay unos que son muy bonitos, hay otros que son muy desacertados, o sea que hablan cosas y tienes que entender que eso no te pertenece, que a lo mejor esa persona interpreta la película de cierta forma y es verdad desde esa otra mirada lo que descubre, no puedes pretender que todo el mundo lea lo que quisiste decir y me sorprendió mucho la mala onda en algunas críticas por lo que tu misma dices. Entiendo que hay gente que no le guste, pero a veces siento que hay como mala intención, ganas de hacer daño, y eso me chocó mucho. Claro que no leí todas las críticas porque me hubiera vuelto loca y no tenía tanto tiempo, pero me contaron que hubo críticas muy duras en Argentina sobre la película por parte de un señor que es súper famoso, que había dicho que la película era un despropósito, y yo pensaba pues si es un despropósito, yo también pensaba lo mismo (risas).
– ¿Qué ha pasado después de Cannes?
Después de Cannes ha sido todo muy rápido, muy atropellado. Ahora recién siento que puedo elaborar todo lo que ha pasado. Después de Cannes llegamos a estrenar en Colombia, entonces tuvimos como un mes para preparar todo, no teníamos material promocional, no teníamos nada porque todo fue tan rápido, lo que pensamos que nos íbamos a tardar 6 meses en hacer terminó siendo en un mes y medio, entonces llegamos aquí a preparar el estreno, mientras tanto la película viéndose en festivales, ya a estado en 5. Estuvimos en Lima en agosto donde ganamos mejor dirección y mejor actor, entonces fue súper emocionante.
Un poco más atrás…
– ¿Cómo fue pasar de la literatura al guión?
La verdad es que comencé trabajando con mi mamá (Fabiola Carrillo), que es libretista de televisión. Le ayudaba a escribir escenas y ella me pagaba (risas). Después de terminar literatura trabajé tres años en Alfaguara, Taurus y Aguilar, luego me fui a New York pensando en hacer una carrera en estudios literarios, pero me di cuenta que nada de eso realmente me hacía feliz.
Entonces estaba en ese tránsito y mi madre me invita a ayudarle a escribir una telenovela, y así hicimos “Un verano en Venecia”, como el año 2008. Luego me quedé en RCN, un canal importante acá en Colombia, como lectora de proyectos que llegaban al canal, y ahí estuve trabajando durante muchos años. En medio escribía cosas, diseñé con otros compañeros una serie, he estado trabajando durante 5 años con “Plaza Sésamo” en distintos proyectos infantiles y series juveniles y he hecho muchas cosas diferentes. Ahora estoy trabajando en la segunda temporada de una serie que se llama “La ley del corazón”, también para RCN.
– ¿Tu primer largo es “La Defensa del Dragón”?
No, el primero fue “13”. Me gané una beca del Fondo (de Desarrollo Cinematográfico de Colombia) en 2008 para su desarrollo y ahí tuve de asesor al director argentino Rodrigo Moreno, que me ayudó a entender el lenguaje cinematográfico.
– ¿Cómo llegaste a dirigir?
Medité la posibilidad luego de que Rodrigo Moreno y Ana Sanz Mogollón me lo preguntaran. Ellos fueron mis asesores cuando me gané las becas FDC para escritura de guión, Rodrigo en “13” y Ana en “La Defensa del Dragón”. A mi me parecía una locura, pero me quedé pensándolo, meditando la posibilidad y cuando le mostré el guión a Ivette Liang, que es la productora, me dijo tu lo tienes que dirigir, lo vamos a hacer y punto.
– ¿Qué tal esta primera experiencia?
Para cualquier ser humano es difícil enfrentarse a una opera prima, tanto si tienes experiencia como si no la tienes. También siento que si alguien ha hecho tres cortos súper exitosos, va a tener una presión encima muy fuerte de que su primer largo sea muy bueno. Creo que es difícil hacer cine, es mucha gente a cargo. En mi caso haber trabajado como guionista de manera solitaria tantos años me hacía muy difícil trabajar con tantas personas, porque soy bien solitaria, me gusta la soledad y el silencio, me agobiaba tantas personas al tiempo pidiendo un concepto que a lo mejor no estaba tan segura de dar todo el tiempo, eso fue lo más difícil.
– ¿Miedo?
Sí (risas). Estaba aterrada la mayor parte del tiempo, pero tuve muchísimo apoyo de todo el equipo y sobre todo de Ivette. La seguridad que tenía ella de que yo lo podía hacer, fue la que me permitió creer que sí podía.
– ¿Te preparaste para dirigir?
Sí, ya me había ganado el fondo y decidí hacer un diplomado en dirección en la escuela nacional de cine con 4 directores colombianos. Ese diplomado de inmersión fue para mi muy importante, recibir de ellos todas sus experiencias porque no era una cosa académica, era algo práctico, que era lo que yo necesitaba. Porque cuando yo tomé ese curso con ellos nosotros ya nos habíamos ganado el premio para producción, o sea ya teníamos que hacer la película. Hicimos varios videos en el club de ajedrez Lasker, que es donde gran parte de la película sucede; un primer corto documental, que nunca lo hemos sacado; y luego hicimos un corto de ficción.
Además había hecho un taller de dirección de actores en la técnica Meisner, había hecho algunas cosas orientada a tener el valor y la claridad de dirigir. Entonces todo el recorrido de la película antes de la filmación, fue desde los talleres, estuvimos en Ibermedia con un taller de producción de películas, estuvimos andando mucho antes de llegar al rodaje y todo eso fue lo que nos preparó para ese camino, 6 años en total, llegar a hacer la película que imaginábamos.
– ¿Cómo nace la historia de “La Defensa del Dragón”?
El guión parte de la pregunta de qué hace esta gente que vive en este tipo de lugares. El Club Lasker en Bogotá, es un sitio increíble donde llegas y hay un montón de viejos todo el día y ellos toman café, las onces, almuerzan, se toman sus cervezas, viven ahí, no es que lleguen consuman y se van. Son otro tipo de dinámicas sociales y de relaciones, y estas dinámicas, estas vidas de estos personajes que habitaban los lugares como el Lasker, son los que me obligaron casi a crear sus historias, preguntarme qué hacen, de qué viven, cómo viven, cómo sobreviven más bien porque hay mucha pobreza ahí, pero no miseria.
Entonces nace de esa observación de las fotografías de mi esposo (Iván Herrera), porque su trabajo es un trabajo documental de muchos años del centro de Bogotá, y en mi necesidad de llenar esas preguntas con historias se crearon estos tres amigos, que son amigos casi por fuerza, tampoco es que se caigan tan bien todo el tiempo, lo peor es que no se caen nada bien.
– Pareciera que fueran relaciones muy lejanas…
Es muy eso y además que no quería que la película se sintiera caribe, porque Bogotá es como una república independiente del resto de Colombia, es distinta a la mayoría de las ciudades en Colombia que son de tierra caliente, porque Bogotá es de tierra fría, de montaña, muy indígena en su carácter, muy cerrada, callada. Es una ciudad ruidosa pero callada en sus habitantes, recelosa, y yo quería que eso se sintiera, no somos caribe. Bogotá es una ciudad que no tiene ese folclor digamos de tierra caliente, que tiene esa lejanía de las personas y el hablarse de usted, todo eso.
– Se ha hablado mucho de la fotografía de La Defensa del Dragón. ¿Lo pensaste así o te hicieron propuestas?
La propuesta visual era muy clara o sea siempre supimos que tenía que ser cámara fija, que queríamos conocer a estos personajes a través de los detalles que habían en sus lugares, en sus espacios, que tenía que partir la estética y la propuesta visual de la fotografías que había de estos lugares. Entonces sabíamos que teníamos que partir de esas fotos, de ese color, de esa simetría, de esa geometría de los espacios para las composiciones, para los detalles y eso era clarísimo del principio. De hecho en el proceso nos alejamos un poquito de esa propuesta de cámara fija, hicimos unos intentos de cámara en movimiento en algunas escenas y luego en el montaje decidimos que no podía ser así, o sea que teníamos que volver a esa esencia que era y siempre fue la de mantener unos universos casi claustrofóbicos.
– Puede ser pregunta trillada, pero ¿Es difícil dirigir para una mujer? Con las condiciones: opera prima, primer proyecto en todo sentido.
Que fuéramos dos mujeres al frente de una película (Ivette y yo), generó más interés que reservas. Debo decir que fue como un punto a favor siempre. Generaba mucho interés sobre todo porque es una película que habla de hombres, entonces en convocatorias generaba mucho interés y surgía la pregunta “bueno tu por que escribes sobre tres viejos”.
Lo que sí jugaba en contra y generó muchas dudas fue que fuera una opera prima y por alguien que no había estudiado cine. Creo que eso fue lo más difícil, además no tenía nada que mostrar, que hablara de trabajo previo o participaciones en películas. Hay directores que han sido asistentes en tres o cuatro películas antes o que han hecho una carrera, maestrías, entonces yo no había hecho nada de eso y entiendo que ahí sí había una gran reserva y noté duda.
– ¿Y en el set?
En el momento de estar en el set, sí hay una organización muy patriarcal, sí se espera de ti un ejercicio de poder muy masculino, autoritario, y eso era algo que yo no quería hacer nunca. Siempre me decían “tienes que hacerte respetar” y yo creo el respeto se construye en el diálogo, hacerse respetar es obligar a alguien que te respete y ese era un juego de poderes en el que yo no quería participar.
Por eso hablamos mucho con la productora y decidimos tener un equipo de gente con la cual me sintiera cómoda. No quería aparecer como que lo sabía todo porque no sabía nada, era la primera vez que estaba en una locación filmando, ni siquiera sabía lo que me estaba pasando, entonces si quería tener el espacio de la duda, la fragilidad y la experimentación, no tenía ni idea qué iba a pasar porque creo que aunque hayas hecho 20 películas no sabes qué va a pasar, cómo va a ser la relación.
– Entonces la película tiene buena estrella porque todo fue funcionando.
Si y lo que no funcionaba luego resultaba para bien. Tuvo muchos momentos de crisis, nos asustó mucho tiempo no tener coproducción, no sabíamos si íbamos a poder hacer la película solo con los dineros del fondo, al final hubo que hacer muchas maromas, cambiar cosas del guión, economizar muchísimo, sacar cosas por canje, poner nuestras casas para suplir que no hubiera coproducción. Hubo momentos difíciles, habíamos elegido un actor protagónico y 15 días antes de comenzar los ensayos declinó por otro proyecto que le salió. Entramos en pánico, pensé que íbamos a tener que cancelar. Hoy no cambiaría por nadie al actor pues a Gonzalo (Sagarmínaga, protagonista) hoy lo veo y digo tenías que ser tú.
– ¿Cómo le fue en cartelera?
Depende a quien le preguntes. Si le preguntas al distribuidor te dirá que fue un fracaso y para mi fue una lucha interna decir que estamos fracasando y después decir, no, para nada. Las expectativas de taquilla para ellos no se cumplieron, fue un fracaso, porque no hicieron el dinero que esperaron hacer. Al final 6.300 espectadores para mi es más de lo que podría haber imaginado. Para mi el criterio comercial no puede estar por encima del criterio estético; la experiencia de vida, no puede estar por debajo de la taquilla.
Un poco más adelante…
– ¿Qué viene ahora?
Estoy escribiendo otro guión con el fondo también que ya terminé, con la grandísima fortuna de tener a Julia Solomonoff de asesora, directora argentina que acaba de estrenar su película en Tribeca, y ya con muchas ideas en la cabeza para seguir reescribiendo, creo que es un proceso largo el de la reescritura.
– ¿De qué se trata esa historia?
Se llama Malta y se trata de una chica que no ha encontrado su lugar en el mundo y cree encontrarlo muy lejos de su casa, en la isla de Malta, pero luego se da cuenta que no tiene que ir tan lejos, no hay que huir, esa es más o menos la historia.
– ¿Qué te gustaría hacer?
Me gusta mucho escribir y mi sueño es vivir de escribir, lo he logrado hasta ahora. La televisión colombiana es un poco tradicional y esquemática y me gustaría salirme de esa escritura y escribir para televisión, para cine, para serie infantil. Creo que la creación es una sola, la escritura es una sola y puede ser maravillosa, independiente el formato y del medio.
– ¿Dirigirías proyectos de otros?
No porque yo no siento que sea una directora. Creo que hay vocación y la mía es escribir y digamos que narrar más que escribir, porque siento más que narro la historia hasta el último cuadro, la música, los créditos y no encontraría algún placer en dirigir algo que otra persona haya escrito. Ni siquiera se si pueda encontrar placer en dirigir lo que yo he escrito (risas), no mentiras. Hay momentos que son muy bonitos.
– ¿Cómo ves el cine colombiano?
Súper bien, muy bien y va a ir mejor cada vez. Creo que hay historias increíbles, diferentes, el hecho de que en este momento dos documentales (El silencio de los fusiles y Amazonas) hayan hecho más de 10 ó 15 mil espectadores, es magnífico, habla de otra mirada al cine. Creo que ya no necesariamente tenemos que contarnos desde la guerra, desde el conflicto, el narcotráfico, y eso es increíble. Poder contar historias de cualquier lugar y que sean historias colombianas, creo que es una apertura desde el interior, desde sus creadores, pero también de afuera. Ya están interesados en ver películas que no sean solo lo que resulta folclórico desde afuera o lo que resulta extraordinario o llamativo, están dispuestos a ver ese otro cine, porque también creo que había como ese sesgo desde afuera.
– ¿Tú crees que se puede hablar de un cine latinoamericano?
Me gustan mucho las iniciativas latinoamericanas porque aunque no tenemos un cine latinoamericano, si creo que somos una gran nación, con una ventaja increíble que es la de compartir un idioma, una literatura y una música.
Por supuesto que creo que hay rasgos que puedes identificar, pero creo que cada vez más hacemos cine de lugares muy distintos. Cine muy experimental, cine muy narrativo o muy contemplativo, o cine de género. En argentina ya llevan muchos años haciendo cine, por ejemplo thrillers sicológicos muy buenos y nos estamos abriendo a hacer historias de otro tipo.
– ¿Qué le falta a la distribución en Colombia?
Pienso que las apuestas tienen que estar dirigidas a la calidad de las películas más que al número de espectadores, el apoyo debe partir de ahí. Que te digan “creo en tu película o la apoyo, la distribuyo, y te garantizo tres semanas en cartelera independiente de si va a tener mil espectadores o cien mil”. Pero eso no pasa.
Para nosotros fue fundamental el apoyo de las salas pequeñas, el circuito independiente. El problema es que ellos tienen que pagar un fi por presentar una película, entonces son salas que van a riesgo. En cambio a las salas grandes, de grandes distribuidores como cine Colombia, nosotros les pagamos. Entonces hay algo perverso, muy perverso, además de paradójico porque los grandes además tienen un auxilio, un beneficio que da Proimágenes por distribuir cine colombiano. Todo esto es algo que yo no termino de entender, estoy a penas entrando y a penas viendo como funciona.
Por eso creo que la distribución no debiera ser vista en términos de éxitos o fracasos comerciales. Películas que han sido financiadas por dineros públicos, son películas que deberían estar destinadas a ser vistas por los colombianos y por eso tienen que haber cinematecas en las ciudades de todo el país. Tenemos que construir público y eso es cinemateca, que garantice cine a buen precio, en su idioma original para el mercado.
18