Por Karla Monge @karlamonge
La vida y la muerte en un solo lugar, en una sola familia que por 120 años se ha dedicado al negocio funerario, es el universo y la historia desarrollada en Casa Coraggio, una película que logra borrar los límites entre la ficción y la realidad, en la nueva apuesta cinematográfica del director, productor y guionista argentino, Baltazar Tokman, reconocido y adiestrado cineasta, que en sus diversas producciones da rienda suelta a la experimentación y la contemplación sin límites de formato y apuestas audiovisuales.
Sofía, interpretada por Sofía Urosevich, vuelve a Los Toldos (ciudad al centro- norte de Buenos Aires, Argentina) para las fiestas y ayudar un poco a su padre en el negocio funerario, papel en manos de Alejandro Urosevich. Además de pasar el tiempo con la nueva familia que éste ha formado, se mueve entre los recuerdos entregados por su abuela, que le cuenta su historia familiar mezclada con los cambios en el negocio a raíz de los nuevos tiempos; una madre ermitaña y exigente, que se queja por su soledad pero no hace mucho por mantenerse conectada al resto; las tradiciones de las fiestas familiares que conmemoran las fechas importantes, como los próximos 15 años de su hermana menor; y se entera de una deficiencia cardiaca de su padre, por lo que además de acompañarlo en casi todo momento, en sus pensamientos y conocimientos de su historia familiar va tejiendo su propio futuro con preguntas sin respuesta, con sus deseos y aspiraciones, y con la duda de si el legado de Casa Coraggio continuará en sus manos.
La naturalidad con que se mueven entre ambulancias, morgues y muertos, no es más que la espontaneidad de su vida, de su cotidianeidad, de su costumbre y de su tradición, que nos recuerda a cada rato que este mundo es de los vivos, no por la perspicacia de ganarle a otro, si no porque somos los que estamos acá los que aún tenemos opciones, en un relato que mueve a sus personajes como un péndulo entre la ficción y el documental, porque finalmente no sabemos cuál es real y cuál está armado, logrando una sintonía absoluta con su temática y nos seduce para acompañar a Sofía en su proceso de regreso a su pueblo, para ver cómo nace el amor en este entorno, y si finalmente decide quedarse a continuar esa tradición de más de un siglo.
En términos cinematográficos la película se desarrolla en torno a una estética muy naturalista, en donde Tokman utiliza los primeros planos como una forma de narrar lo que se dice con miradas, movimientos y silencios, entregando la emoción y la intimidad necesaria en cada instante elegido, logrando que el relato nos transmita hasta los pensamientos de los personajes, sin tener que recurrir a diálogos sobrecargados, porque lo que hablan y dicen es natural. Incluso la banda sonora, aunque pareciera una extraña e involuntaria elección para el film, no intrusea si no que acompaña y se hace pertinente.
“Casa Coraggio” es una historia sencilla que nos lleva a repasar la vida y la muerte, o más bien la muerte como parte de la vida. Que nos hace entender lo que somos y hacemos, a quiénes nos pegamos, a quién extrañamos y queremos acompañar, incluso lo que esperamos y tenemos que hacer, pero más allá de eso es una tremenda experiencia cinematográfica que busca lo real, que ejercita con el concepto de docuficción hasta perder los límites, llevando al espectador desde un cuestionamiento de lo real y lo ficcionado, a que finalmente ese límite ya no importe.
“Casa Coraggio”, el quinto largometraje de Baltazar Tokman, estuvo en la competencia Argentina del Bafici 2017 (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente), y ganó el Biznaga de Plata a la Mejor Película Iberoamericana, a la Mejor dirección y a la Mejor Actriz, arrasando en el Festival de Málaga 2018.
País: Argentina.
Año: 2017.
Director: Baltazar Tokman.
Elenco: Sofía Urosevich, Alejandro Urosevich, Cristian Vega, Marcela Bea, Nilda Coraggio y Miel Bargman.
Duración: 88 minutos.
Género: Drama- Familia.