Entrevistas

Melina León

agosto 5, 2019

«CANCIÓN SIN NOMBRE HA SIDO UN PROCESO DE APRENDIZAJE MUY GRANDE»

Por Karla Monge @karlamonge

“Canción sin nombre”. No se si ese título tan poético y cinematográfico me llamó la atención o que la guionista y directora de esta ópera prima, Melina León (42), fuera la primera mujer peruana en ser nominada al festival de Cannes 2019, que por primera vez en mucho tiempo me atreví a buscarla vía redes sociales y amigos de amigos en Perú, para que me ayudaran a contactarme con ella y así lograr entrevistarla; por supuesto, algo había de ambas. Pero esta historia no se trata de mi, ni de lo que pienso de las entrevistas sin estar físicamente presentes, porque incluso esta vez la distancia amparada en una pantalla me sorprendió, gracias a que la misma entrevistada hizo todo para estar presente a través del lente y su carisma, sinceridad, dedicación y cercanía, hicieron de esta reunión una amena conversación de más de una hora en donde hablamos de este drama, de su proceso de creación y de los proyectos que vienen.

Y es que Melina León fue más allá “inspirándose” en hechos reales, porque a pesar de estar basada en una situación vivida por su propio padre, el periodista Ismael León, co-fundador del diario La República de Lima, fue capaz de darle un vuelco a la historia con el hecho de cambiar las fechas de los acontecimientos. Al trasladar este drama que cuenta el robo y posterior venta de niños de 1981 a 1988, aprovecha de tratar tangencialmente otros temas candentes, álgidos y dolorosos de la historia del Perú, explicando este cambio de fecha “porque creo que ese año en Perú fue como que nos sucedieron la suma de todos los males, entonces es como un reflejo de lo que fue la época”.

La historia es poderosa y por eso nadie se debía extrañar de que fuera llevada a la quincena de realizadores en Cannes. Contaba además con la participación de Inti Briones, reconocido cineasta peruano- chileno, como fotógrafo y productor, pero fue “una revolución total porque claro uno por primera vez no sabe como son las cosas”, dice Melina. “Ha sido un proceso de aprendizaje muy grande y muy bien acompañada por Inti y por Luxbox, nuestra empresa agente de ventas, que es además una muy bonita empresa, chiquita, afincada en Paris, y una de las dueñas es peruana, Fiorella Moretti, que está casada con Bruno Dumont para mayor currículo. Y entonces ha sido un proceso largo del que no hemos parado realmente, no hemos parado hace tiempo y entonces ha sido agotador”, señala entre risas.

– ¿Pero te esperabas Cannes?

Primero, cuando comenzamos a trabajar, no; cuando filmamos, tampoco (risas); y cuando íbamos editando, tampoco esperábamos ir a Cannes, pero ya cuando nos íbamos acercando al corte, ya comenzaba a gustar más la película. Entonces ya algunos comienzan a decir oye esto está para un festival grande´. Lo que nos hizo pensar que podía ocurrir, fue porque en Ventana Sur hubo una estupenda recepción para la película, los agentes de venta comenzaron a pelearse por la película y hubo un muy buen feedback, entonces eso ya te permite pensar en que es una pequeña posibilidad, pero tu sabes que es una lotería.

– Me imagino que es una emoción inmensa al enterarse.

Fue antes que todo un gran alivio porque el proceso simplemente de postular fue tortuoso. (Para la película) hemos trabajado por todas partes del mundo y yo era la coordinadora de todo. Teníamos la post producción en Río de Janeiro, donde la empresa O2 realmente nos trató divinamente, y se trabajó con un colorista que en Brasil es muy famoso, Fabio Souza, pero era justo el Carnaval de Río y no podían terminar el DCP porque para ellos el carnaval es sagrado. Entonces para el momento en que me llego la noticia yo ya estaba ya, (hace un gesto de aburrida). Yo le cuento a la gente que ha sido una alegría muy interna, dice entre risas.

– Eres la primera mujer además…

Primera mujer peruana además y ese dato también es raro, muy pocos peruanos han ido a Cannes. Lombardi estuvo con dos películas, luego los hermanos Vega estuvieron con una película muy buena que se llama “Octubre”, que ganó un premio incluso hace 9 años; y luego hay uno que se llama Jorge Reyes que no es muy conocido acá porque se quedó a vivir en Francia y tuvo una peli, y para de contar.

Ya saltándonos los tempranos recuerdos y el decante de la emoción, entramos en “Canción sin nombre”.

– ¿Cuántos años te demoraste en hacer esta película y por qué procesos pasaron?

La película debe haber tomado en total, desde que empezamos a escribirla, 10 años. Pero claro, para juntar los fondos, nos demoró mucho en una época, estuvo medio parada la película un par de años, mientras eso pasaba íbamos mejorando el guion, pero realmente no se avanzó mucho. El 2012 tomé el consejo de una amiga que me dijo mejor hazla tu, que esa empresa con la que trabajamos al principio no iba a invertir, iba a buscar fondos y eso lo puede hacer uno también, buscar fondos, asesorías y entonces así formé «La Vida Misma». El tema es que en Perú había en esa época 5 premios para hacer la producción de un largometraje, entonces es complicado ganarlo, y yo me demoré porque además hacía mis postulaciones desde Nueva York, que es una ciudad donde he vivido 13 años, y esa misma amiga me dijo es mucho mejor si vas a Perú y postulas desde allá y así lo hice el año 2014 y ganamos. Así que me vine, no de porrazo, si no para hacer la postulación y me quedé 6 meses, estuve una época yendo y viniendo y de hecho cuando ganamos fue una algarabía total porque ya con ese premio tu sabes que ya tienes que hacer la película o devolver el premio, una de las dos y entonces es lindo tener esa presión y tener la certeza que ya no te queda otra solución que hacer la película.

Entonces desde el 2014 hicimos de todo, postulamos a Ibermedia y a varios fondos, hicimos hasta un crowdfunding, obtuvimos un fondo para residentes de Nueva York, fuimos sumando pequeños fondos, y al final del proceso cuando ya íbamos a filmar, obtuvimos una inversión privada. Luego vino el apoyo de Rolando Toledo a través de La Mula, que en ese momento no tenía los fondos para ayudarnos, pero nos dieron oficina y después del rodaje estuvo en condiciones de ayudarnos económicamente, entonces se volvió coproductor y también Inti Briones que primero fue coproductor y luego se involucró como productor, consiguiendo un muy buen acuerdo con O2, una inmensa casa de post producción en Brasil, que la más grande está en Sao Paulo, y en España también consiguió algo con La Bocina.

En agosto del año pasado ganamos un premio que se llama Cine del Mañana, que organiza el festival de Lima junto con el Ministerio de Cultura del Perú, y parte del premio es que te permiten hacer un DCP y ese fue el que llevamos a Ventana Sur, donde todos los agentes de venta nos decían, esta película va a ir a Cannes. Entonces de ahí negociar con ellos, hacer el DCP final para enviar a Cannes y preparar el viaje porque cuesta un montón, pidiendo apoyo a las autoridades para ir con los actores. Entonces, hemos llegado a Cannes haciendo pruebas del DCP un día antes del viaje.

Lo dice entre risas nerviosas y suspiros de quien logra la meta.  Porque la lotería de Cannes le abrió las puertas y miles de posibilidades. Además de estar invitada casi a 20 festivales, Melina partía a Múnich un día después de esta conversación, para finalmente quedarse con el premio Cine Vision Award, para directores nuevos; ya había mostrado su película en Sídney, Australia; hizo un recorrido por todo Nueva Zelanda; y va a la competencia de Sanfic, en Santiago de Chile.

– Una película marcada por el dolor de una madre, pero también por hechos reales investigados por su propio padre.

Mi papá era periodista, fundador del diario La República y esta fue la primera portada del diario en la que contaban que había una red de trafico de bebés, los vendían por 16 mil dólares a europeos interesados en adoptar y les hacían creer que era legal, porque había jueces involucrados, los papeles eran reales. Un día llamó a esta casa una de las bebitas que habían sido robadas, 30 años después, francesa, con look peruano total, pero con su acento francés. Yo estaba en Nueva York, pero mi papá y mamá me contaron que había llamado simplemente para establecer contacto, agradecer también y decir que había sido una de las bebitas que fueron robadas. Contó que regresó a conocer a su mamá que supuestamente la había dado en adopción, que cuando hizo la investigación se enteró de que había sido robada y le ayudó mucho que estuviera ese testimonio escrito. Los hechos reales pasaron el año 81, pero la ambienté el año 88 porque creo que ese año en Perú fue como que nos sucedieron la suma de todos los males. Fue una época catastrófica, aquí se vivía el caos total con la guerra interna entre sendero luminoso y los militares, y era una cosa deprimente; encima yo era hija de periodista, entonces todos los días ese era el tema de conversación y las imágenes, que en esa época los periódicos no se medían mucho entonces te mostraban ahí los muertos. En Lima volaban edificios y los militares respondían igual de violentos, con la misma locura, sin ninguna diferencia, era una cosa terrible. Caminabas por las calles y estaban los soldaditos bajitos, con las ametralladoras más grandes que ellos y ese era el ambiente, que es triste porque eso lo viví y nos fuimos a Cannes y los soldaditos son un poco más altos pero igual tenían las mismas ametralladoras en plena calle. Me trajo tantos recuerdos de lo que nosotros vivimos como país, al ver a Cannes como una ciudad tomada por militares con metralletas por seguridad.

Me imagino que cuando la estrenen, la prensa también va a abrir un montón de cuestionamientos al proceso real que se vivió alguna vez con la historia.  De investigar, de saber que pasó.

Eso sería muy bonito, que la gente haga el puente entre la película y lo que se vivió. Ahora mismo el tráfico de personas es el negocio ilegal número uno del mundo; un año sale el tráfico de drogas y al otro año el tráfico de personas, eso va nariz con nariz. Enterarnos que no es una historia que quede allí y que la gente la incorpore para saber cómo estamos viviendo ahora, preguntarse qué significa la violencia porque claro son cosas extremas, pero pensamos que mostrado un caso extremo puede iluminar lo que se vive, porque habla mucho de eso, del origen de la violencia.

A pesar de cargar con tan inmensa historia, su padre no pudo ver la película porque murió en 2014, pero sí pudo leer el guión y enterarse que Melina había ganado el fondo peruano para realizarla.

– ¿Cómo ha sido en Perú ser la primera mujer que va a Cannes? ¿Cómo se mueve el cine hecho por mujeres en Perú?

Perú tiene algo curioso y es que el machismo se expresa a través de la pasión por el futbol. Las mujeres hemos sido casi campeonas mundiales de vóley y tenemos una campeona mundial de surf y la gente no deja de celebrar eso, porque son machitos, pero no importa, igual lo festejan con mucha alegría. Entonces también celebran nuestros triunfos como cineastas. Por ejemplo, lo que obtuvo Claudia Llosa con La Teta Asustada hace años, la gente fue masivamente a ver la película. No recuerdo el número de espectadores, pero creo que más de 100 mil, que para una peli así no es tan sencillo; entiendo que llegó a 200 mil y eso vino cuando ya fue nominada al Oscar, pero igual había una alegría por el premio que se llevó en Berlín. Y lo mío, claro sorprende que sea la primera mujer que llega a Cannes, por supuesto que sorprende, pero no es que yo sea para nada la única cineasta que ha sido destacada en algún festival. Está Rosario García Montero, que ganó Bafici hace unos años; hay varias otras haciendo documental; puedo citar a Marianela Vega; Nora de Izcue, son varias mujeres. De hecho nosotras en un momento tuvimos un Colectivo que se llamaba 8 y medio, porque hicimos 8 cortos y un medio metraje y eso fue hace como 10 años, porque todas habíamos hecho una maestría en cine y ya de ahí son poquitas a las que le falta hacer su primer largo, pero ya la mayoría hizo una película que ha estado bien hecha y ha tenido su exposición.

– ¿Qué esperas que pase con tu película?

Yo espero que la gente la reciba en Perú con el mismo cariño que la han recibido en Francia. Ojalá que tengan ese mismo calor e interés, yo creo que si, salvo que tengamos la mala suerte de cruzarnos con alguna película de Hollywood cuando estemos en cartelera, pero espero que no, hemos tenido mucha suerte en muchas cosas para que no suceda eso. Y espero que continúe como está, que si se puede vienen bien los premios para que llame más la atención de la gente.

 – ¿Cómo lo has recibido tu? Porque fue como saltar del anonimato a la fama mundial.

“Es abrumador”, dice mientras se ríe y se comienza a quedar congelada la llamada, pero con paciencia la retomamos y continúa: “lo recibo con mucho cariño, creo que entablar este tipo de conversación es tan necesaria y deseable, porque el mundo está en una situación tan miserable ahora mismo que si este éxito de la película permite que establezcamos mas conexiones que establezcamos más conexiones  a nivel global, como para reflexionar y hacer algo, y si puede ayudar a que tengamos algo más de lucidez, pues cuanto más alcance tenga sería mejor. Siempre hablamos con Inti, de que hemos perdido esa capacidad de comunicación, de hablar de temas, de querer cambiar las cosas, a ver que está pasando con el otro. Estamos viviendo como fragmentados.

– ¿Has pensado en tu próximo proyecto?

Sí claro que sí. Hay varios proyectos que están apareciendo, pero todavía es bien difícil comenzar a tratar de financiarlos o tratar de comenzar el guion porque estamos en plena vorágine todavía, pero si hay un proyecto en tratamiento para filmar acá en Perú y un par de documentales también. A mi me fascinan los documentales quizá lo que haga primero sea un documental, tengo esa ilusión.

– ¿Qué te gusta más hacer, la creación, el guión, la dirección? ¿Qué es lo tuyo?

Me gusta todo, pero sobre todo la dirección. Para mi es ya estar en el rodaje, ensayar con los actores o conocer a la gente, entrevistar a la gente es lo más lindo. Estar ahí en el mundo.

– Tu decías que te gusta enviar ese mensaje que se puede hacer cine a pesar de no tener plata y no ser hija de millonario.

Sí se puede, pero hay que tener mucha paciencia. A mi una de las cosas que me gusta que se diga es que yo no vengo de una familia de dinero, que de esos hay muchos en cine. Lucrecia Martell habla de eso que me encanta cada vez que lo menciona, que el cine tiene que salir de las clases más bajas, y estar abierto a todos, eso no quiere decir que si tienes plata no puedes hacer una película, obviamente si, pero no debería ser exclusivo. Yo no vengo de las clases más bajas, pero vengo de una muy clase media, que no tiene recursos económicos como para invertir. Eso es bonito decirlo para marcar ese precedente para los jóvenes que están en una situación similar y que sueñan con hacer cosas, porque el mundo entero en el cine está dominado por personas con recursos.

 

 

 

 

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Autor

Karla Monge

Colaboradora de Cinemaboutique, periodista Universidad Gabriela Mistral y Máster en Guión y Desarrollo Audiovisual de la Universidad de los Andes, Chile. Radicada en Colombia, se dedicó a la docencia en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Tiene experiencia como guionista en distintas áreas de comunicación como televisión, además ejerció como productora ejecutiva y realizadora. Curadora del Festival Internacional de Cine por los DDHH Bogotá. Actualmente es story editor de proyectos para cine y literatura infantil.

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