Bolivia

Carga sellada

abril 28, 2017

Un hecho real, una época de cambios y de recuerdos, pero de esos que no pasan de moda porque Sudamérica sigue siendo el vertedero de muchos de los países del primer mundo, si es que no de su cofradía, del tráfico clandestino de desechos tóxicos. Inspirada en este hecho real, acontecido realmente en 1994 en Bolivia, y viendo los brillantes residuos verdes que afloran de un importante cargamento parte la historia de “Carga Sellada”, una road movie de la experimentada fotógrafa boliviana Julia Vargas- Weise por el altiplano, marcada por el suspenso y la tensión, con hilarantes momentos que hacen ver a todo el sistema “oficial”, como el mejor ejemplo de realismo mágico.

El responsable capitán de policía Héctor Mariscal, (el mexicano Gustavo Sánchez Parra), recibe la noticia que será transferido a la DEA en Washington D.C., sin embargo su traslado, junto a su interesada y aspiracional mujer Nena, (la venezolana, Prakriti Maduro) está sujeto a la importante misión de transportar unos desechos en algún lugar lejos del radar social. Para este gran cometido, le entregan un equipo compuesto por el tranquilo Urdimala (el boliviano Fernando Arze) y el fiel y obediente Choque (el boliviano Marcelo Quina), para posteriormente sumarse Mendieta (el venezolano Gonzalo Cubero), preparados para viajar en lo que el pueblo comienza a llamar “el tren de la muerte”, un maravilloso objeto de museo, casi tan viejo como la historia ferroviaria, que es sacado y puesto a andar especialmente para la misión en las manos del revolucionario y jubilado maquinista Agustín (el boliviano Luis Bredow), quien además de ser quien arregla a su amada “Federica”, nombre que le da al tren en honor a una mujer anarquista, debe lidiar con sus problemas con la autoridad policial.

Las cosas en el viaje no van tan mal, a pesar del escaso contingente policial y el poco apoyo institucional, lo que sirve para enardecer a la población con noticias basadas en el rumor. Sin embargo, un activista indígena (el boliviano Jorge Hidalgo), que aparece como un solitario héroe en su moto, les respira en la nuca y se les adelanta para preparar a los manifestantes, por lo que a cada parada se encuentran con que los civiles hacen fuerza para no permitir el paso del tren. En una de estas paradas, además de enfrentarse con la preocupada población y escaparse un tiro que desestabiliza aún más la misión, descubren que Tania (la boliviana Daniela Lama) viene viajando como polizón, lo que no sólo les complica por la carga, si no que a algunos del contingente masculino, incluyendo a Mariscal, viene a desestabilizarlos emocional y sentimentalmente.

La historia, inspirada en la misteriosa aparición de unos minerales en medio del altiplano boliviano y dispuestos en un tren para trasladarlos a la frontera con Chile, fue solo una inspiración, pero da cuenta de una década, puesta en la película en 1995, y en donde justamente se ve la época, se ven los pueblos un poco desolados, las inmensas distancias, las insipientes pero potentes muestras de una fuerza revolucionaria ya no sólo enmarcados en un personaje, si no que gracias a los cambios sociales, políticos y sobre todo económicos en Bolivia, exponen ese empoderamiento social que se enfrenta a un autoritario Mariscal, que tiene fe en hacer las cosas bien, en obedecer y en ser Mayor, un cargo que le da mayor abolengo no sólo como respuesta a su buen trabajo y a los codiciosos ojos de su mujer, si no que como justificación a sus ansias que un padre ausente desde siempre, lo hubiera visto en sus nuevos pasos, mientras una madre compañera, que encarna la comprensión y el apoyo (la boliviana Agar Delós), queda recluida a un segundo plano.

Es por eso que en pantalla vemos esa suerte de fe en el mito, que hace un paralelo apuntando que donde somos blandos, en otros lados podemos ser los más duros. En su casa Mariscal es un sometido y en el trabajo un autoritario, pues en un principio no muestra ni siquiera una buena manera de trato a Choque, un joven campesino que lo admira y se le nota, pero Mariscal sólo se encarga de hacerlo obedecer, lo que también intenta con el viejo maquinista, que finalmente no le resulta mucho, y lo más importante es que en esta historia vemos cómo el personaje evoluciona, cambia, y en el caso de Mariscal, apelando a todo lo que conocemos de su vida personal, se redescubre y demuestra su humanidad, al reconocer sus errores, al caer en los brazos de Tania, al llorar a Choque, y finalmente a ceder a nuevos planes.

“Carga Sellada” es una historia muy humana, de los que cargan con la autoridad cuando reconocen su humanidad, y aunque quieran seguir su cadena de mando el destino los lleva a hacer las cosas lo mejor que puedan, incluso desobedeciendo a esos ideales. También muestra la necesidad y cómo el ser humano se mueve al rededor de eso, y sobre todo, cómo un hecho puede cambiar nuestras vidas, hacernos recuperar lo que fuimos, o simplemente renacer de nuevo. Responde a una estructura clásica muy cuidada, por lo que no sorprende su postulación a grandes premios, aunque sí a festivales un poco menos ruidosos que los conocidos. Con todo ello fue candidata por Bolivia en los Oscar y en el Goya 2017, recibió el premio Mejor Director en el Marbella International Film Festival 2016, Mejor Fotografía en el Erkuleni Film Festival 2016, el Premio Especial del Jurado en el India International Film Festival of Goa, 2015, por “su humanidad, humor original contando un importante y absurdo tema político con inteligencia. Es brillante”; y ha participado en festivales internacionales como el American Film Institute, el Festival de la Habana, Festival de Gramado, y Sprigfield Festival, entre muchos otros.

Una propuesta audiovisual que demuestra todo el esplendor del altiplano boliviano en su maravilloso invierno, pasando por Oruro, Vizcachani, Pazña, Rio Mulatos, Uyuni, Paria, y Machacamarca, y con la participación de sus propios pobladores, es una clara propuesta cinematográfica que da cuenta de la invaluable experiencia fotográfica de Vargas- Weise, aunque en las manos del también experimentado Milton Guzmán Gironda.

De “Carga Sellada”, el tercer largometraje de Julia Vargas- Weise, quien también escribió el guión junto a Juan Claudio Lechin , y es una coproducción con Ibermedia, Venezuela, México y Francia, Julia ha dicho en algunas entrevistas que es su “título como cineasta”* y la transforma en la directora con más largometrajes en Bolivia, así que si puede y la encuentra por ahí, véala que es absolutamente recomendable.
*(Santiago Espinoza, http://www.opinion.com.bo/opinion/ramona/2016/0221/suplementos.php?id=8418)

País: Bolivia.
Año: 2014.
Director: Julia Vargas- Weise.
Elenco: Gustavo Sánchez Parra, Gonzalo Cubero, Luis Bedrow, Fernando Arze, Daniela Lema, y Marcelo Quina. Secundarios: Agar Delos, Prakriti Maduro, Edwin Morales, Hugo Francisquini, Teresa Gutierrez, Miguel Estellano, Fernando Peredo, Luis Aduviri, Jakeline Camponovo, Erika Andia, Hugo Rua, Katriel Hidalgo, Darío Torres, Raúl Pitín Gómez, Justa Canaviri, Enrique Gorena, Manolo Molina, Freddy Chipana.
Duración: 106 minutos.
Género: Drama – Thriller.

 

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Autor

Karla Monge

Colaboradora de Cinemaboutique, periodista Universidad Gabriela Mistral y Máster en Guión y Desarrollo Audiovisual de la Universidad de los Andes, Chile. Radicada en Colombia, se dedicó a la docencia en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Tiene experiencia como guionista en distintas áreas de comunicación como televisión, además ejerció como productora ejecutiva y realizadora. Curadora del Festival Internacional de Cine por los DDHH Bogotá. Actualmente es story editor de proyectos para cine y literatura infantil.

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