Por Paula Frederick
“Un guerrero Tolteca se considera ya muerto, por ende no tiene nada que perder” (Carlos Castaneda)
Intentar escribir y abarcar el sentido detrás de Museo, del mexicano Alonso Ruizpalacios (Güeros) – en concurso a la Berlinale 2018- es como visitar un gran museo antropológico. Nunca se sabe bien por dónde empezar el recorrido y menos cuándo terminarlo, siempre con la conciencia de que después de haber caminado por horas y de haberse perdido en sus pasillos hasta el infinito, jamás se logrará ver todo lo que está en exhibición. Así como el Cine, un museo es también un espacio que forma parte del pasado pero que quiere hacerse presente, hecho de cuerpos inertes que buscan volver a la vida, una dimensión que se sostiene solamente en un reflejo, por ende significa un acto de fe. ¿Pero, de verdad estamos frente a la huella de una historia que ocurrió, o se trata de una ilusión? Y sobre todo, ¿cómo reconocer la diferencia?
Sin dosificar su contenido y dejar espacio a la sorpresa, la película de Ruizpalacios revela de inmediato el misterio: Ésta es una replica de la historia original. Así, subrayando su relatividad, paradojalmente se vuelve más auténtica. Apoyándose en un incipit vertiginoso y brillante, continua a meterse en juego a sí misma, tomando como punto de partida un collage de imágenes y reflexiones que incluyen desde el arte y los libros mayas hasta la literatura new age del escritor peruano Carlos Castaneda, volviendo siempre en modo cíclico a las mismas preguntas, y dejando como huella una inquietud suspendida: si la única cosa que tenemos es el testimonio de seres que ya no están ¿cómo podemos confiar en la Historia?
Museo es la “réplica” del robo al Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México en 1985, cuando desaparecieron cientos de piezas y obras de arte del tesoro maya. En la película son dos treintañeros de la periferia de la ciudad de México, Juan Nuñez (Gael García Bernal) y Benjamin Wilson (Leonardo Ortizgris) quienes llevan a cabo la monumental “hazaña”, motivados por la inercia, el sentido de vacío, el aburrimiento de una cotidianeidad sin ninguna variación ni sobresalto. Y en el caso de Juan, impulsado por la secreta ilusión de volverse parte de la Historia, de la posteridad, y no terminar por desaparecer del todo ante los ojos de su padre (Alfredo Castro), sus antepasados mayas, sí mismo. El acto de desafiar el pasado y tomarlo con las manos, siendo consciente de su corporeidad pero al mismo tiempo subrayando su condición efímera, parece dar un sentido a una existencia que Juan considera casi muerta; él se siente parte de algo que ya terminó, de una historia caducada, de una dimensión que es una replica del presente, donde no hay espacio ni tiempo, solamente la certeza de que un día, terminaremos por existir solamente como parte de una historia lejana.
García Bernal- hoy, la más grande estrella del star system mexicano- a través del personaje de Juan se vuelve también una réplica de sí mismo, jugando con los límites de su propia ficción y su realidad. Mientras su personaje choca con su entorno, es objeto de burlas y llamado chaparro- “eres demasiado pequeño para ser un guerrero y un héroe”, le dicen todos constantemente- – García Bernal se sorprende, se pierde, mira a la cámara, sale de la pantalla para después volver a su dimensión, quizás dándose cuenta de que él es también un objeto de museo, un cuerpo en exhibición.
Después del robo, la película inicia un nuevo viaje, donde los escenarios cambian de la selva mexicana a las ruinas mayas, a las playas y los acantilados de Acapulco, y se vuelve una especie de road movie- con Riders in the storm de The Doors como telón de fondo- que recuerda a Y tu mamá también de Alfonso Cuarón, donde el mismo Gael hacía un viaje de descubrimiento con su mejor amigo en la vida real, Diego Luna, a través de México. Luego de eso, el Museo se vuelve más una performance, un film arte-facto que juega con la concordancia entre sonido y corporeidad, entre ruido y silencio, entre ilusión y realidad, y se aleja de su propuesta inicial. Pero perderse, tomar un desvío, no quiere decir hacer desaparecer el camino recorrido, y aunque Museo se pueda desviar de su fuerza inicial, de un modo u otro encuentra siempre el modo de volver a casa. De reencontrar el lugar donde pertenece, la vitrina donde está su verdadero reflejo, la galería de arte definitiva.
*Publicada en el sitio italiano: www.sentieriselvaggi.it
País: México
Año: 2018
Director: Alonso Ruizpalacios
Elenco: Gael García Bernal, Leonardo Ortizgris, Alfredo Castro, Simon Russell Beale, Bernardo Velasco, Leticia Brédice, Ilse Salas, Lisa Owen, Lynn Gilmartin, Maite Suarez Diez.
Duración: 128 minutos.
Género: Drama.