Damos la bienvenida a nuestro equipo boutique a una nueva colaboradora, una gran periodista especializada en cine y entretención, Paula Frederick. Desde Italia nos escribe sobre «El Tila: Fragmentos de un psicópata», película basada en hechos reales que tuvo su estreno en salas alternativas por todo Chile el 7 de julio. En Cinemaboutique seguimos creciendo con un gran equipo de periodistas y sobre todo espectadores apasionados por el cine latinoamericano.

Por Paula Frederick

Acabo de terminar “El Tila, fragmentos de un psicópata”, y sin esperar ni siquiera el fin de los créditos, intento dilucidar por qué me gustó tanto. No me hizo reír ni llorar, tampoco lo pasé bien. Siendo honesta, los últimos 20 minutos me los sufrí. Mientras estiro las piernas, recambio el aire en mis pulmones y busco un hilo que me haga retomar la fe en la humanidad. Pasan las horas, aún me hierve la cabeza y tengo más dudas que respuestas, cuando descubro que he ahí el meollo del asunto: la película me gustó porque me sigue haciendo eco. Ese eco incómodo pero necesario, que diferencia a una anécdota de una obra que vale la pena.

La ópera prima de Alejandro Torres Contreras, inspirada en el bullado caso de Roberto Martínez Vázquez, alias “El Tila” o “psicópata de La Dehesa” -cuyos ribetes psicológicos, crímenes y castigo se transformaron en un festín para la prensa y la opinión pública-, es una película que sentí honesta, porque el director no cuenta una historia, sino que cuenta una vida. Y ésta, aunque la creamos lineal, está hecha de fragmentos. Pedazos desordenados que a veces no encajan, que nos hacen re-vivir y re-sentir el pasado, que condicionan el presente, que se construyen no solo con lo que somos sino también con la mirada de los otros.

He ahí, creo, la gran cualidad del largometraje de Torres: la estructura del relato le entrega además una significación. Mientras la narración arma y desarma los pedazos de El Tila -en un vaivén entre infancia y adultez, amores y desamores, víctimas y victimarios, recortes de diarios y de realidad- entendemos que el desorden cronológico no es solo un efectismo o un capricho estético, es también una forma de interpretar la vida del protagonista; una existencia construida en cimientos débiles, hecha y deshecha, fragmentada por el sistema social y su vicio de dar para luego arrebatar, la prensa y su afán de reconstruir la realidad a su antojo, la opinión pública y su necesidad de tener siempre algo de que hablar.

Aunque la vida lo descalabre, la película no hace más que acentuar la potencia del personaje (interpretado intensa y genialmente por Nicolás Zárate). Desde el inicio, cuando la cámara subjetiva nos muestra la vida desde los ojos de El Tila, entendemos que es narrador omnisciente, espectador, protagonista y antagonista de su propia historia. Su imagen siempre está en foco, en contraste con un entorno difuso; la cámara se encapricha con cada uno de sus ángulos, lo busca y lo encuentra; todos quieren un fragmento del Tila, pero apenas logran sacarle una sonrisa fugaz, una verdad a medias, una declaración que es solo la punta del iceberg. Mientras, ya en la cárcel, Roberto reconstruye su vida con los recortes y pedazos de lo que los demás han dicho de él, encontrando en esta práctica un último y gran sentido vital.

Aplaudo el coraje del director y del acto de valentía que es “tirar toda la carne a la parrilla”. Porque aunque su primera película podría pecar de exceso de recursos, efectos y juegos visuales – e incluso de alargarse más de la cuenta- no me pareció pretensiosa. Quizás sea empatía con el frenesí del debutante, o que cada detalle parece hecho con inmenso cariño y una religiosa minuciosidad: las elipsis -tanto los sutiles como los evidentes-, los rituales del villano, los objetos que a corto andar se transforman en símbolos. Todos elementos que, sean o no demasiados, suman a la construcción de sentido.

A un año de su debut en festivales como BAFICI y SANFIC- donde Nicolás Zárate obtuvo el premio al mejor actor- la película, distribuida por Storyboard Media, se estrenó ayer en salas alternativas de Santiago y regiones. Espero que dure un buen rato en cartelera, y que la gente se haga el tiempo- y el coraje- de ir a verla .

Yo por mi parte quedé expectante; con ganas de más Alejandro Torres Contreras y más Nicolás Zarate, juntos o por separado. Parafraseando al personaje de Leonardo di Caprio, Calvin Claiden, en Django unchained: “caballeros, antes tenían mi curiosidad… ahora tienen toda mi atención”.

País: Chile
Año: 2015
Director: Alejandro Torres Contreras
Elenco: Nicolás Zárate, Daniela Ramírez, Rodrigo Soto, Daniel Alcaíno, Trinidad González, Jorge Becker, Tiare Pino, Fabián Sanhueza, Karla Schwartz, Bárbara Santander, Alejandro Montes, Aliocha de la Sotta, José Luis Ortega, Bárbara Vera.
Duración: 97 minutos
Género: Thriller