Este 27 de noviembre se estrena en salas en Chile la película Rara, ópera prima de María José «Pepa» San Martín. Cargada de emoción, risas, premiada y esperada por los espectadores… Nosotras en Cinemaboutique hacemos nuestra declaración de amor… Rara no puede tener mejor nombre, encanta, enamora, sorprenden… pero nos deja llenitas de amor! Desde Italia, este éxito que llega a cartelera, cruza las fronteras y no sólo de la pantalla sino de las emociones!
Por Paula Frederick
Pasa en las películas, pasa en la vida real; a veces, bastan pocos segundos para quedar prendado, de una persona, de un lugar, de una obra de arte. Lo mío con Rara fue cosa de segundos: una primera escena, y ya me tenía en el bolsillo. Puede haber sido el plano secuencia inicial, impecable y sugerente; o quizás esa atmósfera de naturalidad que entra por los sentidos como una bocanada de aire fresco. Lo cierto es a medida que el relato fue avanzando, el enamoramiento se hizo definitivo.
La lista de reconocimientos al primer largometraje de la directora chilena María José “Pepa” San Martín, avala mi declaración de amor: Gran Premio del Jurado Generation Kplus, Mejor Película, Festival de Cine de Berlín; Premio del Público, Festival Internacional de Cine de Valdivia; Premio Sebastiane Latino y Horizontes latinos, Festival de Cine de San Sebastián. Inspirada en el caso real de Karen Atala -jueza chilena homosexual que en 2003 perdió la tuición de sus hijas por el hecho de convivir con su pareja- la película toca un tema inédito en el cine chileno: el de la paternidad homo parental, problemática esencial que algunos sectores de nuestra sociedad aún no asumen como un realidad.
Sara (Julia Lübbert), una adolescente de 13 años, vive intensamente los conflictos propios de su edad: rebeldía, hipersensibilidad, los primeros coqueteos y decepciones, la convivencia con su hermana menor Catalina (Emilia Ossandón), que la idolatra y a quien ella considera demasiado infantil. El hecho de vivir con su madre Paula (Mariana Loyola) y la pareja de ésta, Lía (Agustina Muñoz), no es un tema gravitante para Sara. Al menos, no pesa más que los otros dramas de la pubertad. Pero su papá (Daniel Muñoz) no piensa lo mismo y guiado por algunas señales que interpreta de acuerdo a sus propios prejuicios, intervendrá de manera obtusa y definitiva en la vida de las niñas.
Así, la paradoja comienza a quedar en evidencia: es el entorno el que hace tambalear el equilibrio de Sara y Catalina, poniendo en jaque todo lo que ellas sentían seguro. Sea una conversación “casual” con un profesor o la psicóloga amiga de la familia, un rumor de pasillo o un comentario en el baño del colegio, los factores externos alimentan y asientan la inseguridad en las niñas, teniendo como caballo de batalla un sentido de “superioridad moral” que solo siembra confusión y tristeza. Mientras esta idea se instala con sutileza y maestría en el discurso del relato, se reafirma en su lenguaje audiovisual: de forma constante, la cámara sigue el punto de vista de Sara, desde su altura, desde su mundo. Lo externo suele aparecer como un fondo borroso, una imagen fuera de campo, un adulto balbuceando algo al teléfono o discutiendo a lo lejos en un volumen apenas audible, pero que deja en evidencia su confusión y amargura.
La valentía y grandeza del trabajo de Pepa San Martín está, creo, en tomar un tema complejo y urgente y transformarlo en una película sencilla y contundente, sin caer en el discurso excesivo o pretencioso, que a veces es el camino más tentador. Rara fluye como el agua, sin torpezas ni ansiedad, porque tiene claro hacia donde va. El pulso del relato revela una intención, la necesidad imperiosa de referirse a un tema; esto la acerca a instalarse de manera definitiva en la memoria afectiva del espectador y quizás entre las obras esenciales de nuestro cine contemporáneo, donde las películas trascienden a su rol de expresión artística y se transforman un espacio legitimo de lucha, cambio y conciencia social.
Pero volviendo a lo personal, para mí Rara fue un cariñito al alma. Una película íntima que hace eco de una problemática universal, y que además nos regala momentos de risa y emoción genuina, y a dos pequeñas actrices cuyo talento hacen de sus intervenciones y ocurrencias los puntos más altos de la película (bien ahí con el casting de Julia Lübbert y Emilia Ossandón). En Rara no hay lugares comunes ni finales felices pero sí frescura, momentos de fábula y moraleja, y por sobre todo, verdad. Y eso es precisamente lo que, creo, nos hace amar el cine: cuando nos entrega un fragmento de realidad que aunque no se parezca a la nuestra, nos toca en lo más profundo, porque define lo que somos y hacia donde vamos como sociedad.
País: Chile
Año: 2016
Director: Pepa San Martín
Elenco: Julia Lübbert, Emilia Ossandón, Mariana Loyola, Agustina Muñoz, Daniel Muñoz, Coca Guazzini, Sigrid Alegría, Micaela Cristi
Duración: 93 minutos
Género: Drama